La salsa en este caso, en esta boda especial y única, la puso la kuadrilla que, según llegaba la pareja a la finca Abeletxe, les sorprendieron recibiéndoles con la marcha de Ordizia, una tamborrada típica de la localidad de la que ambos son. Y además, como pasa cuando el producto es bueno, si lo combinas con una salsa bien ligada, el plato ya es de diez. Nada tiene más magia que el amor puro de dos novios en el momento de casarse y celebrarlo.Īsí que, sí, esta boda fue distinta, especial y única… como lo son todas. Son momentos mágicos, los que viven dos personas en la cumbre más elevada de su amor, que reúnen a sus amigos y familiares para declarárselo ante ellos y entre ellos. Casi diríamos que todas a las que asistimos, que vemos y servimos lo son, porque todas tienen los ingredientes que otorgan a esos momentos, el calificativo de especiales, de inigualables y de únicos. La de estos dos ordiziarras fue una de esas bodas en una finca con un encanto infinito, distintas, especiales… Es verdad, tenemos muchas de éstas.
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